The Dirty D: ¿El programa está basado en hechos reales?

'The Dirty D' es una serie dramática que se estrenó en Tubi en 2022 antes de llegar a la lista de programas de Peacock. Creada por Lisa Brown, la telenovela ofrece una mirada cruda y sin filtros a las vidas desordenadas de varios personajes involucrados en la escena de los clubes nocturnos de Detroit. Con un elenco que incluye talentos locales como Philip Granger, Demaris Harvey, Makeiva Albritten, Cierra Smith, Kaamel Hasaun, James Perkins y el rapero Gmac Cash, el drama para adultos se sumerge profundamente en un mundo de drogas, dinero, sexo y poder.

Conocido por sus frecuentes traiciones, giros llamativos, luces de neón y escenas apasionantes, proporciona una narrativa que puede ser tan adictiva para algunos espectadores como la sustancia sobre la que comenta satíricamente. La exploración de los misteriosos hechos que suceden dentro de reuniones tan infames a menudo despierta la curiosidad de los fanáticos con respecto a la inspiración detrás de 'The Dirty D', lo que les hace preguntarse si la historia de la querida serie podría tener algún sentido de verdad detrás del set. las calles.

The Dirty D es una obra de ficción

A pesar de su descarnado realismo, que atrajo la atención de los espectadores en primer lugar, 'The Dirty D' no se basa en hechos reales. La guionista y directora Lisa Brown creó la serie Tubi desde cero, incorporando en sus guiones una cantidad desconocida de verdades e ideas erróneas sobre la vida nocturna de la ciudad. La decisión de Brown de conservar el control creativo total sobre el proyecto, rechazando ofertas de las principales plataformas, garantiza que el programa se mantenga fiel a su visión.

Este enfoque permite una representación más intensa y dramatizada del mundo de los clubes nocturnos de alto riesgo, lleno de traición y corrupción moral. Con contribuciones de los directores Kamal Smith y Antonio Williams Jr., quienes nacieron y crecieron en Detroit, la serie se toma libertades creativas para realzar el drama, pero no pierde la percepción, los prejuicios y las experiencias compartidas de la población local.

The Dirty D explora temas realistas de poder, codicia y lujuria

Una de las cosas más evidentes que hace reflexionar sobre la naturaleza realista de 'The Dirty D' es la complejidad del programa. La serie, que recuerda la escena del crimen de Baltimore en 'The Wire' de HBO, tiene múltiples historias a la vez, aunque todas las tramas secundarias y sus respectivos personajes convergen en una. Los actores más destacados del drama son Brick y Tiffany Davis, un matrimonio propietario de un club exclusivo que opera como fachada para actividades ilegales.

Un truco utilizado con frecuencia en la televisión -como el lavado de autos en 'Breaking Bad' y las muchas aventuras de 'Ozark', desde la funeraria hasta un casino- esta máscara retrata con precisión los objetivos ocultos que los propietarios podrían disfrazar bajo un negocio normal. A lo largo de la historia, innumerables clubes y bares han estado involucrados en este tipo de operaciones antes de cerrar tras acciones estrictas, que van desde redadas menores hasta extensas operaciones encubiertas. Los empleados que trabajan en el club son principalmente camareras, que son secretamente manipuladoras.

En términos realistas, las chicas de las botellas han estado presentes desde hace tanto tiempo como los bares y son expertas en persuadir a los clientes para que gasten la mayor cantidad de dinero posible. Uno de esos personajes, Kyra, tiene un novio que es un Policía encubierto investigando el club. En lugar de convertirlo en un héroe de la vieja escuela que aporta integridad y salvación, se demuestra que el personaje está engañando a Kyra e incluso tiene un bebé sin que ella lo sepa. El sentido de realismo de Brown prácticamente alcanza su punto máximo con esta revelación, advirtiendo a los espectadores que nadie es inocente a los ojos de los demás, sin importar cuántas buenas acciones haya hecho mientras tanto.

En el centro de 'The Dirty D' está cómo participar en medios negativos para obtener placer y ganancias financieras a costa del bienestar de los demás no es diferente a un drogadicción en sí mismo. La serie oscila cuidadosamente entre glorificar a las masas involucradas en las ganancias ilegales y el abuso de drogas y, basándose en las diferencias sociales y económicas, victimizarlas. El abuso de sustancias se describe no sólo como un vicio sino como una moneda de cambio en la dinámica de poder de la escena de los clubes. Esta yuxtaposición tiene sus raíces en las complejidades de los deseos humanos y las ambigüedades morales.

Como ocurre con los mencionados anteriormente, 'The Dirty D' también tiene una omnipresencia simultánea. Todos estos personajes están impulsados ​​por su insaciable hambre de dinero, poder y respeto, llevándolos por caminos de corrupción y engaño. Lujuria y placer servido por las camareras y los hombres que hacen trampa a menudo desdibujan la línea entre la emoción genuina y la intención manipuladora. El manejo magistral de la serie de cómo se entrelazan estos elementos crea un ambiente volátil donde cada relación y decisión está plagada de tensión y posible traición.

The Dirty D presenta una representación auténtica de Detroit

'The Dirty D' destaca por su auténtica representación de la Ciudad del Motor, tanto en su reparto como en su ambientación. Al filmarse en exteriores y contar con un elenco predominantemente local, la serie captura la esencia única de la ciudad. El vibrante pero desafiante paisaje de Detroit proporciona un telón de fondo apropiado para la intensa narrativa del programa. Este compromiso con la autenticidad no sólo mejora la narración, sino que también llama la atención sobre la floreciente escena artística de la zona, destacando el talento local y sus contribuciones a la industria del entretenimiento.

El drama también equilibra la encanto sexy de la escena nocturna de la ciudad con los peligros adecuados que los siguen, destacando el arma de doble filo del glamour. A pesar de toda la glorificación, la producción, al igual que el ambiente del club, no rehuye arrojar alguna luz negativa sobre la ciudad, especialmente con la noción exagerada de la moralidad de las personas. Para fortalecer este atractivo realista y valiente, incluso cuando se exagera en cuanto a su impacto narrativo, están las estadísticas de tasas de delitos y abuso de sustancias en la vida real que se atribuyen a la ciudad de Michigan.

Detroit no es ajena a los casos de actividades maliciosas que se llevan a cabo en sus clubes, algunas de las cuales incluyen prostitución, exposición indecente, racismo desenfrenado e incluso algo tan atroz como tiroteos masivos. Este comentario honesto y detallado sobre la vida nocturna turbia e ilícita de ciertos lugares públicos definitivamente eleva a 'The Dirty D' más allá de un mero asunto ficticio.

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