el argentino comedia 'El hombre que amaba los ovnis' cuenta la historia del periodista de espectáculos José de Zer en los años 80. Después de escuchar informes de un avistamiento de ovnis en La Candelaria, José se embarca en un viaje con su camarógrafo, Chango, para encontrar la verdad detrás de las afirmaciones paranormales. Sin embargo, cuando surge una insignificante evidencia de campo, el protagonista idea un método diferente para convertir la historia en una sensación mediática.
Dirigida por Diego Lerman, la película de Netflix trama una historia caprichosa llena de nostalgia y diversión centrada en hacer extraterrestres creíble para el público que lo observa y los esfuerzos de un hombre por fabricar su propia versión de los hechos. A medida que crece la atención sobre el tema, las líneas entre la realidad y la ficción se desdibujan en un drama complejo sobre la vanidad personal y el poder de la fe.
Originally titled ‘El Hombre Que Amaba Los Platos Voladores’ in Español, 'El hombre que amaba los ovnis' está ligeramente inspirado en las hazañas de un personaje real Argentine journalist, José de Zer. Escrita por Diego Lerman y Adrián Biniez, la película aprovecha una misión liderada por José en 1986, cuando preparó un informe sobre un supuesto lugar de aterrizaje de ovnis cerca del monte Uritorco en Córdoba, España. Según los informes, el hallazgo real solo correspondía a un pasto quemado en medio de la nada. José se había enterado por los periódicos sensacionalistas mientras trabajaba en una zona en las afueras de Córdoba. Posteriormente, grabó imágenes de los pastos, insectos quemados, jeroglíficos de las cuevas y luces extrañas en el cielo nocturno y los presentó como ejemplos de apariciones extraterrestres en el área rural.
José pasó seis meses en Córdoba, convirtiéndose en un nombre muy conocido entre el público a medida que aumentaba la audiencia de su cadena de televisión. Sin embargo, años más tarde, se descubrió que sus informes eran falsos, al igual que las pruebas que había presentado. Por ejemplo, se descubrió que las luces en sus videos eran cigarrillos y linternas, los insectos quemados fueron plantados por José y los jeroglíficos de la cueva no eran más que pinturas rupestres realizadas en su habitación de hotel. La película intenta explicar las motivaciones detrás de las acciones de José planteándolas como una forma de escapismo. Para el público que mira las noticias y está cansado de la cobertura regular de la política, una verdad fabricada les permite creer en algo más grande que ellos mismos.
Si bien el caso de la vida real de José de Zer puede haber inspirado la película, gran parte de la narrativa se desvía de los hechos reales, incluida la presencia de cosas extrañas e inexplicables que rayan en lo paranormal. Incluso más allá de los diversos elementos de la trama, el director Diego Lerman afirmó que mientras elaboraba los entresijos de la vida de José, tenía que imaginar la mayor parte de la historia de fondo del personaje y las personas que lo rodeaban. “Hizo sus cosas públicas, pero protegió su vida privada. Entonces me imaginé mucho”, dijo el cineasta. La película pone gran énfasis en la relación del protagonista con su hija, Martina, cuya aprobación parece dictar muchas de las motivaciones de José. Sin embargo, la dinámica familiar palidece en comparación con algunos de los otros elementos exagerados de la historia, sobre todo la naturaleza de los avistamientos de ovnis en sí.
En una entrevista con El reportero de Hollywood, Lerman explicó: “La película hace lo mismo que hizo José. No sabes si es real o no. Es toda esta máquina de ficción para construir un sueño o lo que sea en tu imaginación. Y yo hice lo mismo. Fue muy divertido y genial hacer la película. Lo disfruté muchísimo, como un niño. La película muestra que se trata de una máquina que te hará soñar por un momento”. El director insistió en que, en el fondo, la película apunta a la noción de fe, existencia y creencia en un poder superior, todo ello en medio de un escenario extravagante en el que hay mucha falsedad. Como tal, la historia mantiene un aire de misterio en torno a la posibilidad de que existan extraterrestres, y nunca revela la verdad de ninguna manera, excepto superponiéndola a través de los ojos del reportero.
José de Zer falleció el 2 de abril de 1997, mientras luchaba contra enfermedad de parkinson y Cáncer de esófago. Su trabajo fue pionero en una ola de popularidad para la televisión argentina a pesar de sus métodos cuestionables. Sin embargo, el director Lerman caracterizó sus acciones como “mucho más inocentes” de lo que podrían verse hoy, dado el contexto que rodea a los medios de comunicación de los años 80. También destacó uno de los temas clave que quería capturar en la película: las noticias falsas, que es un tema que también plaga el discurso contemporáneo. Aún así, el cineasta quería reconocer la importancia de otros motivos que contribuyen en gran medida al subtexto dentro de la narrativa. “Hay varios niveles, diferentes capas que quería desarrollar. Es una especie de comedia, así que trato de contarlo todo a través de los ojos de José”, resumió Lerman.