Creada por Ramón Campos, Jon de la Cuesta y Gema R. Neira, 'El Caso Asunta' de Netflix es una miniserie de televisión que gira en torno al homicidio de una niña de 12 años llamada Asunta Basterra, cuyo cuerpo sin vida es descubierto cerca de su residencia en Galicia, España. A medida que avanza la investigación, sus tutores adoptivos se convierten en los principales sospechosos de la tragedia. Con cada vez más pruebas que implican a los padres, los medios de comunicación se dejan consumir por el caso, alimentando la especulación y formulando acusaciones en un intento por descubrir la verdad.
La serie tiene sus raíces en acontecimientos que tuvieron lugar en España en 2013, pero va más allá. Vista desde una perspectiva más amplia, la serie intenta comprender las repercusiones de este tipo de crímenes que repercuten en una comunidad durante años. Los efectos de la atención de los medios sobre una investigación en curso y la necesidad de sensibilización son temas que se abordan en la serie. La pregunta es cómo estos incidentes de la vida real se han entrelazado en una trama que justifica estas especulaciones.
Asunta Basterra llegó al mundo con el nombre de Fang Yong, nacida el 30 de septiembre de 2000 en Hunan, China. A la edad de sólo nueve meses, fue adoptada por Rosario Porto y Alfonso Basterra, una pareja adinerada oriunda de Santiago de Compostela, Galicia, España. Porto, una respetada abogada de una prominente familia local, había sido designada cónsul en Francia siguiendo los pasos de su padre, mientras que Basterra, un periodista, se había cruzado con Porto, lo que llevó a su matrimonio en 1996. El diagnóstico de Porto de Lupus eritematoso impulsó a la pareja a optar por la adopción y no por un embarazo biológico.
Asunta floreció durante su crianza bajo el cuidado de sus padres, convirtiéndose en la primera niña china adoptada en Santiago y una de las primeras en Galicia. A medida que maduró, se dedicó con entusiasmo a diversas actividades, entre ellas ballet, violín y piano, y se destacó académicamente. Estimada por su familia extendida, Asunta era particularmente querida por sus abuelos maternos. Sin embargo, la familia se vio afectada en enero de 2013 cuando Basterra descubrió la infidelidad de Porto, lo que llevó a su separación.
Durante este período, Porto experimentó episodios intermitentes de depresión, lo que llevó a Basterra a mudarse a una residencia cerca de la casa de Porto para permanecer cerca de su hija y brindar apoyo a Porto. Sin embargo, el 21 de septiembre de 2013, pocos días antes del cumpleaños número 13 de Asunta, Porto denunció su desaparición alrededor de las 10 p.m. Afirmó haber visto a su hija por última vez aproximadamente a las 7 p.m. antes de partir hacia una casa familiar en Teo. Al regresar, Porto descubrió que Asunta ya no estaba presente.
El 22 de septiembre, aproximadamente a la 1 de la madrugada, un transeúnte descubrió el cuerpo de Asunta al costado de un camino de montaña en Teo. Los exámenes forenses revelaron que había sucumbido a asfixia y había consumido alrededor de veintisiete pastillas de Lorazepam antes de morir. El momento preciso de su muerte seguía siendo incierto, aunque se estableció un período aproximado entre las 7 p.m. y 8 p.m. Se sugirió el 21 de septiembre. Posteriormente, el 24 de septiembre, Porto fue arrestado bajo sospecha de homicidio, seguido del arresto de Basterra el 25 de septiembre.
La policía analizó las pruebas que había reunido desde el descubrimiento del cuerpo de Asunta. Su paso inicial fue revisar las imágenes de CCTV para validar el cronograma proporcionado por Porto. Contrariamente a su declaración, las imágenes revelaron que Asunta no se había quedado en casa sino que había sido vista cerca de una gasolinera en compañía de su madre. Una investigación más profunda reveló que Porto y Asunta estuvieron en Teo entre las 6 p.m. y 9 p.m. Además, las imágenes de vigilancia mostraron la presencia de Basterra cerca de la escena del crimen en numerosas ocasiones.
Apenas unos meses antes del asesinato, el profesor de música de Asunta observó que ella parecía letárgica y somnolienta durante las clases, y que se desempeñaba mal en dos ocasiones distintas. Ante la sospecha de un crimen, la directora expresó su preocupación de que Asunta pudiera haber sido drogada. Cuando se le preguntó, Asunta reveló que su madre le administraba con frecuencia un polvo blanco desagradable. Sin embargo, este alarmante incidente no fue denunciado a la policía ni a ninguna autoridad. Además, los informes de toxicología revelaron que Asunta había sido sometida a dosis elevadas de lorazepam durante un mínimo de tres meses antes del asesinato.
Un familiar lejano hizo acusaciones sugiriendo que el crimen fue motivado por una ganancia financiera, señalando que la abuela de Asunta había legado una parte importante de sus bienes a su nieta. Sin embargo, este motivo no pudo fundamentarse de manera concluyente. De manera similar, los medios especulación giró en torno a acusaciones de que Basterra albergaba intenciones pedófilas hacia su hija, pero estas afirmaciones carecían de pruebas oficiales. La teoría predominante, ampliamente aceptada por el público, postula que los padres de Asunta se cansaron de ella y recurrieron a medidas drásticas, cuyas razones sólo ellos comprenden.
Tras el juicio de 2015, tanto Porto como Basterra fueron condenados por el asesinato de Asunta. Aunque Porto fue identificado como quien asfixió a su hija, las evidencias indicaron que Basterra le había administrado drogas a Asunta, y se teorizó que la había acompañado hasta Teo en el auto de Porto. Ambos fueron condenados a 18 años de prisión por homicidio agravado, con agravantes de parentesco y abuso de autoridad. A pesar de numerosas apelaciones, ninguna tuvo éxito y permanecieron encarcelados.
La relación de Porto y Basterra se disolvió durante los juicios y después de eso cesaron toda comunicación. Porto mantuvo constantemente su inocencia durante todo el proceso. El 18 de noviembre de 2020, Porto se quitó la vida ahorcándose, tras dos intentos de suicidio anteriores. Mientras tanto, Basterra permanece encarcelado en la prisión de Teixeiro en A Coruña, España. En una entrevista de 2017, expresó que su única motivación para permanecer con vida es recuperar su libertad, indicando que planea desaparecer una vez liberado. Ni siquiera hoy ha reconocido su culpabilidad en el crimen.