Una de las pruebas más desafiantes es que la vida de uno se ponga patas arriba por los errores de otra persona. Sin embargo, Ashley Lytton estuvo a la altura de las circunstancias cuando esto sucedió, demostrando su valentía y coraje. En septiembre de 2021, inició sesión en la cuenta de iCloud de su marido y descubrió miles de fotografías de abuso sexual infantil. En la segunda temporada de 'Betrayal: The Perfect Husband' de Hulu, Ashley analiza cómo este fue solo el comienzo de sus luchas y cómo las ha afrontado a lo largo de los años.
En 2008, Ashley Jaramillo era madre soltera de dos hijos, una hija llamada Avaya y un hijo menor, y trabajaba como mesera en Riverton, Utah. Su exmarido estaba luchando contra problemas de dependencia de sustancias, lo que la llevó a dejarlo en busca de una vida mejor para ella y sus hijos. Durante este tiempo, conoció a Jason Lytton. El hombre aparentemente apuesto hizo todo lo que pudo para conquistarla y, de manera lenta pero segura, se abrió camino hacia su corazón. Los dos comenzaron a salir y, al ver lo bueno que era Jason con sus hijos, Ashley sintió que podía depender de él.
En agosto de 2011, Ashley se casó con Jason y tuvieron una hija llamada Olivia. Cuando Jason comenzó a distanciarse y afirmó que estaba luchando contra el TDA y la depresión clínica, Ashley trató de ser comprensiva y solidaria en todas las formas posibles. Sin embargo, cuando llegó la pandemia de COVID, parecía que Jason había vuelto a ser la persona que alguna vez fue. Decidió iniciar su propio negocio y llamó a Ashley el 29 de septiembre de 2021 y le pidió que le abriera una cuenta Venmo. Poco después, comenzó a llamarla frenéticamente, insistiendo en que debían abrir la cuenta juntos.
Fue entonces cuando Ashley sintió algo sospechoso e inició sesión en su iCloud. Lo que vio la dejó atónita y disgustada. Había miles de fotografías de abuso sexual infantil en su computadora portátil y, sin saber qué hacer, Ashley llamó a su hermana, Anna Jaramillo. Mientras intentaba resolver las cosas, Ashley sintió un dolor en el pecho y fue llevada al hospital. Allí la visitó la policía y ella les contó lo que había estado haciendo su marido. Ella ayudó a atraerlo y ayudó a la policía a arrestarlo.
A partir de entonces, Ashley ayudó a la policía en todo lo que pudo. Cuando la policía reveló que Jason también tenía videos de Avaya, de 15 años, Ashley sintió una rabia burbujeando dentro de ella y supo que tenía que llegar hasta el final. Sin embargo, lo que experimentó estuvo lejos de lo que esperaba. La comunidad la aisló y las especulaciones sobre su familia los dejaron aún más aislados. Su hija Avaya ya no se sentía segura en la casa. Finalmente comenzó a pasar más tiempo con su padre biológico, Matt, y finalmente se mudó de la casa de Ashley. Parecía que las cosas mejorarían cuando Jason fuera llevado a juicio, pero su acuerdo de declaración de culpabilidad resultó en solo un año de prisión en la cárcel del condado y 14 meses de libertad condicional. Se sintió como una palmada en la muñeca y no fue el resultado que Ashley había anticipado.
Ashley se siente aliviada de tener a todos sus hijos con ella nuevamente desde que su hijo contactó a su hermana, Avaya, quien se mudó de regreso a casa. Este reencuentro le ha devuelto la sonrisa a Ashley, ya que disfruta de tener a su familia unida. Sin embargo, le preocupa la presencia de Jason, su exmarido, que ha salido de prisión y se le ve por su barrio en Riverton, Ohio. A pesar de sus visitas supervisadas a su hija menor, Olivia, que sólo tiene 10 años, Ashley está profundamente preocupada. El tribunal ha ordenado que después de que Jason complete otro programa de entrenamiento, pueda quedarse a dormir con Olivia y realizar visitas sin supervisión. Esta situación preocupa inmensamente a Ashley, ya que teme que pueda poner en riesgo a su hija, aunque se siente incapaz de cambiarlo.
Ashley también está preocupada por su situación financiera. Los gastos de estar en medio de un divorcio con Jason son abrumadores. Jason ha reclamado la casa y otros bienes que compartían, poniendo a Ashley en riesgo de perder su casa para pagar la mitad del capital que Jason exige. Considera injusto que, incluso después de soportar el proceso judicial, tenga que brindar acceso a un hombre que cometió un crimen tan atroz, trastornando no sólo su vida sino también la de sus hijos. A pesar de estos desafíos, Ashley está decidida a luchar por sus derechos y el bienestar de sus hijos durante el mayor tiempo posible. Ella cree que la única justicia que puede lograr es garantizar que sus hijos crezcan y se conviertan en adultos amables y respetuosos que triunfen en la vida.